jueves, 4 de abril de 2013

Nunca atardece


Afuera, 
sopla fuerte la vía láctea contra mi ventana,
Adentro, 
tu recuerdo en aquella otra dimensión me congela los pies.

Las notas de un piano doblegado por un francés,
hace que mi alma guinde cual péndulo
que apenas se mueve, mientras allá
en aquella dimensión, nunca atardece.

Ecos esporádicos me llegan a veces
de aquella mirada tuya de tamaño imposible
para esta vida, mientras sigo nadando
en este mar de ciegos de Saramago,

Mientras, por alguna razón que mi razón desconoce,
este Saman viajero comienza a enterrar sus raíces
en las Antípodas, como si de toda la vida.

JLGQ 2013.